jueves, 16 de junio de 2016

El poder, para qué 2/3

TRES
Al igual que el proceso del general Gary Prado Salmón, la persecución judicial del gobernador del departamento de Santa Cruz, Rubén Costas Aguilera, es otro de aquellos casos en los que el gobierno del MAS interviene de manera abierta en contra de la administración de justicia, hasta constituirse en protagonista principal de escandalosos atentados en contra de la institucionalidad del Estado.

En ambos casos (acusaciones temerarias en contra de un héroe militar de Bolivia, Gary Prado Salmón; persecución judicial de la administración de un funcionario público elegido democráticamente, Rubén Costas Aguilera), se pone en evidencia los atropellos y las arbitrariedades en las que se halla inmerso el sistema judicial en Bolivia. El linchamiento mediático empleado por el Gobierno del MAS no ha mostrado ser mejor que el empleado por el terrorismo mediático de que fuera víctima ayer. El llamado “proceso” se ha constituido en un esquema político caudillista que gira en torno a la figura de una persona que está lejos de ser la persona intachable que dice ser, Evo Morales. No es de socialismo de lo que hablamos cuando tratamos con el MAS de Evo Morales, sino de caudillismo simple y ramplón. Esto es algo que a últimas fechas ha sido asumido sin el disimulo inicial. Uno de los primeros en ser alejado por la rosca del MAS lo expresó de manera lúcida allá por 2010, cuando nuestros “revolucionarios” de hoy todavía se ruborizaban ante la sospecha de caudillismo en sus filas: En el MAS no hay revolucionarios ni demócratas (Eduardo Maldonado)

La falta de independencia entre los poderes del Estado no cesa de ocasionar atropellos a los derechos humanos de los ciudadanos y viola los principios elementales de la vida en sociedad. El irrespeto del derecho a juicio justo y transparente es una falta gravísima en la impartición de justicia en cualquier sociedad, lo mismo que el abuso de poder en la administración pública. Todo esto se ha dado a consecuencia de la subordinación de todos los poderes del Estado al poder Ejecutivo, más específicamente en la persona del vicepresidente Álvaro García Linera. En cualquier democracia el ejercicio del poder con sujeción al Estado de derecho es básico y Bolivia lo tiene reconocido como uno de sus principios desde que firmara la Carta Democrática Interamericana (2001). Este principio es o debería ser considerado tan importante como el de las elecciones democráticas o el régimen plural de partidos y la independencia de los poderes públicos si es que queremos definirnos como democracia. La demanda marítima de Bolivia no sólo depende diplomáticamente de su membresía en la Organización de Estados Americanos, sino que con el tiempo la CDI ha probado ser un punto de partida válido para cualquier definición de democracia que se quiera construir.

De manera adicional, la Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia afirma que: “la organización del Estado boliviano está fundamentada en la independencia, separación, coordinación y cooperación de estos órganos”(CPE art. 411 II, art. 12 II, art. 146 II). ¿Es preciso recordar que el Estado boliviano siempre fue concebido como un sistema de contrapesas entre poderes Legislativo, Ejecutivo, Judicial y -últimamente- Electoral? Si uno de estos poderes falla, el sistema entra en crisis y si el equilibrio no es restablecido llega al colapso: si el parlamentarismo se impusiera al presidencialismo, el país entraría en el tortuguismo burocrático, el inmovilismo; si judicializamos la política, se anulan los derechos ciudadanos individuales y colectivos (la libre asociación, la libertad de expresión, el derecho a huelga, independencia sindical, etcétera). En el siglo pasado éstas fueron herramientas de lucha en contra de los dictadores, pero hoy son considerados por el MAS como amenaza a su hegemonía y su intención explícita de permanecer en el gobierno a perpetuidad. Tal vez convenga hacer notar que nunca antes ningún dictador había tenido tanta osadía. Evo Morales ha sido brutalmente franco para expresar sus ambiciones personales, lo que hace dudar acerca del sentido de realidad en que vive o que le construyen sus incondicionales. Los dictadores del siglo XX gobernaron bajo la coartada del momento excepcional, de la necesidad de alterar el régimen democrático para restituir un orden perdido, pero jamás declararon de manera abierta sus intereses personales de perpetuarse en el poder porque de alguna manera intuían que la convivencia en sociedad atraviesa por el reconocimiento de igualdad ante la ley.

Por el momento todas las deficiencias del aparato estatal han sido encubiertas por el carisma y la figura presidencial, el culto a su personalidad alimentada de manera conveniente por el vicepresidente García Linera. Sin embargo, transformar al país en un calabozo no es un proyecto de sociedad, menos la utopía de un socialista que clama poseer nobles ideales. Linera endiosa a Evo porque que es la manera más fácil de acrecentar su propio poder y de desplegar sus fuerzas de ocupación a lo largo y ancho del Estado. El gobierno del MAS ha pretendido resolver sus contradicciones y los problemas políticos de gobierno llenando los calabozos y las cárceles del país, hasta el punto de hacer colapsar el sistema penitenciario y superar los límites alcanzados por un Sistema Judicial corrupto y corruptor. Sólo el control de los medios de comunicación ha hecho que el escándalo no sea mayor y se imponga una suerte de normalidad regulada.

TRES
Si la extrema derecha perdió la autoridad moral a reclamar con los abusos cometidos y la barbarie de sus excesos, el MAS tampoco puede meternos a todos en el mismo saco. La democracia se mide no sólo por el gobierno en ejercicio, sino por el tipo de oposición que tiene. En este punto tampoco andamos bien. Los enemigos y odiadores profesionales de Evo cuentan los días para que caiga el MAS, pero no lo hacen pensando en una sociedad mejor y más justa. Tampoco lo hace pensando en algún tipo de país que nos incluya a todos, que no nos excluya a quienes no somos aymaras como hace el indianismo de academia que impulsa rabiosamente García Linera y sus adláteres.

En los últimos años ha sido algo manifiesto que el proyecto chavista ha dado todo de sí en Venezuela, pero la oposición tampoco ha sido capaz de constituirse en alternativa viable y ha tomado el camino de la guerra política de desgaste, la apuesta por el fracaso de su propio país. Entre Guatemala y Guatepeor, el país del Libertador Bolívar parece hoy condenado a resolver sus problemas vía la autodestrucción, sin que ninguna de las dos fuerzas se muestre dispuesta a ceder en su posición. Como en el cuento de Mario Benedetti, al final de la historia uno de los personajes sonreirá de satisfacción victoriosa ante su casa incendiada.

En teoría el MAS es defensor del principio de complementariedad de los opuestos. En los discursos esto es algo que suena bien, pero no lo aplica. La persecución judicial de los políticos moderados como el prefecto Rubén Costas demuestra que no cree en aquel principio. Lo confirma su falta de autocrítica ante la derrota del referendo del 21F pasado, que ha sido leída por el MAS como una traición a la persona de Evo Morales y una oportunidad para identificar a los enemigos internos y los enemigos externos (sic), no como la voluntad del voto ciudadano o como una oportunidad para retomar el camino perdido.

Como autoridad, en los últimos años el gobernador Rubén Costas viene enfrentando los embates del gobierno del MAS al igual que otras autoridades elegidas democráticamente. El caso de Soledad Chapetón, joven alcaldesa de El Alto, es otra prueba de que el país no permanece estancado en el año 2003 y el propio Rubén Costas trata de ponerse a la altura del país por simple lógica política: aspira a convertirse en un político nacional, dejar de ser el caudillo atrapado en la trinchera regional que le permitió resistir a la arremetida masista a la vez que defender el derecho a la oposición. Aunque haya estado equivocado en sus ideas, Costas estuvo en lo correcto al defender este principio imprescindible para la democracia. El MAS no acaba de admitir que de no ser por una oposición política en serio, Bolivia hoy seguiría adormecida y en brazos de sus numerosos cortesanos, aduladores, grupos delictivos, ex estrellas de fútbol y queridas.

Las ideas evolucionan en el campo de la política al margen del culto a Evo y la retórica mesiánica. Desde el MAS parecen desesperarse por no tener el control monopólico de lo que sucede en las cabezas de los bolivianos. En otras palabras, el MAS debería agradecer que el país haya continuado generando cuadros políticos que podrían superar el esquema político del caciquismo empresarial de Goni Sánchez de Lozada, reemplazar a una derecha cuya esperanza de vida es la senilidad del caudillo empresarial. En el mismo sentido y de manera adicional, el oficialismo parece ser el más interesado en lanzar a los brazos de El Coco las voces de la izquierda disidente: nadie puede estar a la izquierda del MAS porque Linera ha copado todo el espacio discursivo con los medios de comunicación y su retórica incendiaria. Sin embargo, los actos y los resultados de sus actos pueden constatar las contradicciones del MAS y la naturaleza fraudulenta de sus palabras, su manera de proceder desleal y oportunista.

Bolivia no se encuentra atrapada entre Evo y Goni, como quisieran hacer creer desde el MAS. Las logias existen, pero no imperan de manera impune como lo hacían antes en Santa Cruz, por ejemplo. Hay una nueva generación de líderes que no responde a la vieja clase política ni se pliega a la línea fascista feudal o los modos del caciquismo seudo socialista con aspiraciones monárquicas. Es de desear que estemos ante una generación política que no se traga la falsa ideologización del MAS, pero tendrá que cuidarse las espaldas para no ser manipulada por la vieja rosca de Goni y cierto ultrismo al mejor postor. Esta generación política es la esperanza de cambio en el país sin aquella bipolaridad que en el pasado nos condujo a la frustración y al círculo vicioso de la corrupción.

El partido de Costas (Unidad Demócrata) ha denunciado el acoso político del Gobierno a través de 30 procesos judiciales en su contra, todo a partir del año 2008. El gobierno departamental de Santa Cruz ha sido paralizado por la pretensión de aplicar de manera retroactiva una Ley anticorrupción que ni el propio MAS ha respetado porque es burocrática hasta el punto de la parálisis. De hecho, Evo Morales ha creado su fama de político activo y sagaz violando permanentemente la Ley anticorrupción Marcelo Quiroga Santa Cruz. Gobernando por excepción y sin llamar a licitación pública para los contratos del Estado, Evo acabó en el despotismo y ha engendrado casos escandalosos como el de la empresa china CAMC y los 580 millones de dólares que pasaron por manos de su ex amante, la empresaria Gabriela Zapata. Todos contratos aprobados a dedo de los cuales nadie se hace responsable.

“En el presupuesto del año 2007 la Prefectura de Santa Cruz estableció en su programa de seguridad ciudadana la adquisición de movilidades para la atención de emergencias, asimismo el Gobierno Nacional dictó tres Decretos Supremos (29013, 29035 y 29040) entre enero y febrero de 2007, por el cual se declaró al territorio nacional en situación de emergencia nacional, desastre nacional y autorizó la utilización extraordinaria de recursos del Impuesto Directo de los Hidrocarburos (IDH).” (11 Argumentos que demuestran juicio político contra Rubén Costas por compra de 40 camionetas a través del PNUD, página solicitada del Partido Unidad Demócrata del 8 de junio de 2016,  periódico El Deber, p. A16)

Los abusos de autoridad del MAS no se detienen aquí. De acuerdo con la denuncia de UD el gobierno de Evo Morales ha hecho uso de todo el aparato del Estado para empantanar la administración pública del departamento de Santa Cruz para después acudir como los salvadores de la situación (Contraloría General del Estado, Ministerio de Transparencia, Procuraduría General del Estado, Ministerio Público). El montaje del protagonismo de Evo ha tenido un revés, sin embargo, como ha quedado demostrado con las arbitrariedades cometidas durante el salvataje y posterior clausura de la empresa textil Enatex. En los días pasados la Central Obrera Boliviana se ha replanteado su alianza con el MAS y el debate acerca de la independencia sindical ha quedado abierto luego que ésta saliera en defensa de los derechos de los trabajadores despedidos de Enatex. No deja de ser esperanzador que la COB haya demostrado fuerza ante el Gobierno, quien daba por sentado que tenía a todos sus dirigentes embolsillados con prebendas y cargos. Ante el cambio de retórica oficial (la rentabilidad empresarial por el de la responsabilidad social) en Santa Cruz el dirigente local de la COD, Arturo Borda, tuvo que declararse enfermo y hospitalizarse para evitar el enfrentamiento con su partido durante el paro de 72 horas; no tomó partido por sus bases, como debió haber ocurrido dentro de la tradición del sindicalismo boliviano. Enfrentar a su partido político habría puesto en evidencia las contradicciones del esquema masista y habría sido interpretado como una traición personal por el Caudillo, muy maltrecho por el despecho y adepto a la idea de venganza como lógica política.

De manera bastante torpe, el Gobierno del MAS no ha sido capaz de probar sus acusaciones en contra del general Gary Prado lo mismo que en contra de la administración de Rubén Costas. Ha convertido al Sistema Judicial en herramienta de persecución de adversarios políticos y venganza personal. Es de temer que se trate de la eterna adicción a la propaganda de su infantilismo izquierdista, su retórica fuera de lugar, como si la historia permaneciese congelada entre 2003 y 2008. O peor: como si buscara satisfacer el sentimiento personal de revancha de sus caudillos, sin la visión política de país. Evo tacha, descalifica, desconoce, sataniza a sus opositores: a diestra, el imperialismo yanqui; a siniestra, el trotskismo.

En los hechos, Rubén Costas ha sido un factor de cohesión en los momentos críticos, lo que en algún momento le valió ser señalado de traidor por los separatistas. Habría que haber estado en aquella Santa Cruz del descalabro neoliberal y la orfandad gonista para entender lo que esto significa. Las sectas apocalípticas, los grupos neo nazis a favor de la desintegración de Bolivia, las teorías del terrorismo dosificado o las dos Coreas y el posterior retorno de las republiquetas y el aventurerismo empresarial chileno. Todas estas coartadas ideológicas (al uso yugoslavo o vasco etarra) fueron sometidas a través del uso de las atribuciones que la Constitución Política y las leyes otorgan a cualquier gobierno para ejercer la autoridad. Pudo haber sido hecho con el buen sentido de la política, pero se prefirió el espectáculo y la pirotecnia. Los grupos de poder de aquel entonces se acoplaron al nuevo esquema de poder, fueron desplazados por la nueva burguesía azul, según afirma la periodista Amalia Pando refiriéndose a los nuevos ricos surgidos en torno a la corrupción del Estado (y muy probablemente el narcotráfico) a lo cual se llama solemnemente el proceso.

Los grupos irregulares que operan hoy en aquellas zonas del país en donde imperaba la Media Luna responden más a intereses de grupo, logias, mafias político empresariales, caciquismos locales y crimen organizado con vínculos internacionales que van desde Rusia y China, pasan por Irán, Venezuela y los cárteles de la droga mexicanos; una estructura de poder que pudo desplazar a las anteriores formaciones políticas conservadoras sobre la cual imperaban de manera tradicional las mafias italianas, colombianas y los servicios secretos estadunidenses (DEA, CIA, Departamento de Estado, etcétera). El MAS se impuso en el país gracias a la tribalización de la política; no encuentro mejor manera de explicar la permanente reproducción de su hábitat natural de corrupción y prebendalismo fuera del Chapare.

Al anterior estado de cosas –injerencia china en lugar de la estadunidense, por ejemplo- el MAS ha tenido la osadía o la estupidez de agregar el ingrediente religioso: pasar del apoyo y respaldo diplomático a la causa del pueblo palestino, a la promiscuidad política con grupos radicales y violentos musulmanes en un momento en que se desata una guerra santa (yihad) contra Europa, Estados Unidos y el cristianismo entero. He aquí una tarea para el señor Georges Soros y otros millonarios que parecen respaldar de manera incondicional a Evo y que tienen en Juan Ramón Quintana y García Linera a sus mejores operadores políticos. Este entrevero de fuerzas y tensiones es nuevo en Bolivia y es la razón sobre la que descansa el proyecto Evo for ever (sea mediante la adopción del sistema de partido único o de la re elección indefinida). Bolivia ha llamado la atención internacional, pero de qué manera.


La amenaza separatista salió escapando del país en 2009 gracias al uso de los medios previstos por la Constitución y la ley. Desde entonces Evo tuvo oportunidad de hacer y deshacer a gusto y antojo. Rubén Costas es de los líderes opositores que se quedaron y ha sido un líder autonomista sincero con lo que dice y cree: la defensa de Santa Cruz (sea esto la defensa de intereses empresariales, sea el freno a los desmanes de colonos y nuevos traficantes de tierras). Costas es parte de un empresariado criollo cuyos intereses permanecen en el país. Esto es algo que el MAS no debe ignorar; un dato que tampoco puede dejar de medir ni desconocer, como el arribismo oportunista y la política local inescrupulosa aliada al aventurerismo chileno. Costas no representa un empresariado anti nacional y ha vivido los embates y las puyadas de propios y extraños por mantenerse leal en un medio propenso al tumulto y la bajeza. Algo que no se puede decir de otros, que sin más reparo que el lucro personal podrían vender la patria al enemigo sin ruborizarse. Es una perogrullada decirlo, pero es preciso repetirlo: somos un país pequeño y vivimos expuestos a fuerzas poderosas. Nadamos entre tiburones y resulta estúpido insistir en revanchismos y satisfacciones personales. (continúa)

El poder, para qué 1/2

UNO
Todos los caminos conducen a Roma… y en la política boliviana Roma es la perpetuación en el poder de Evo Morales y su camarilla, una versión folclórica de la dictadura del proletariado.

Los estrategas e ideólogos del MAS pueden intentar un tono de epopeya en un asunto que es de simple vergüenza y pudor, si gustan. Pueden amenazar a Bolivia con montar un Vietnam en El Chapare, lo cierto es que en los diez años de gobierno Evo Morales no ha hecho demasiado por resolver los problemas de pobreza de los mineros relocalizados de 1985 -razón de ser del MAS- y ha convertido aquello en un experimento social de dudoso desenlace y más que dudosos fines. ¿El MAS erigido en narco poder? Están desesperados y no sería la primera vez que escapan hacia adelante.

A cuatro meses de realizado el referéndum para reformar la Constitución política del Estado, aquellos genios del MAS intentan un relanzamiento internacional de la desgastada imagen presidencial. Les guste reconocerlo o no, el Evo revolucionario salió chamuscado tras el caso CAMC y la figura presidencial se desdibuja entre sus bases cocaleras, lo mismo que entre sus aliados internacionales. Los indicios de tráfico de influencia y corrupción de la empresa sub contratista china CAMC y su joven gerente Gabriela Zapata (adinerada empresaria surgida de entre las juventudes del MAS que durante años hizo uso y abuso de oficinas del Estado gracias a su estatus de favorita del Sultán) pudo más que los argumentos razonados en torno a otros casos similares. Algo que no pudo hacer el escandaloso caso de corrupción del Fondo Indígena ni el programa Bolivia cambia, Evo cumple (diez veces más grande en presupuesto), ni el sobreprecio del satélite Túpac Katari, ni los 30 millones de dólares perdidos en las barcazas chinas, ni la represión en la marcha del TIPNIS, ni los permanentes señalamientos de narcotráfico desde dentro y fuera del Estado, entre los más serios de recordar.

Pueden traer a personalidades como el ex presidente uruguayo Pepe Mujica, internarlo en aquella máquina del tiempo que permanece estancada en algún momento del subdesarrollo entre 1985 y 2003 (el mayor logro que ha podido presumir Morales ha sido la expulsión de la DEA de la zona, además de un aeropuerto internacional en la zona que nadie inteligente piensa usar). Pueden  conducir a Pepe Mujica hasta el corazón mismo del Chapare, impresionarlo con la selva agreste y hacer que se conmueva con los rostros morenos de la pobreza. Pueden lograr que en su emoción Mujica evoque el nombre del Ché Guevara y que proclame a Evo Morales como el líder natural de los indígenas en América Latina, pero no podrán hacer que recoja sus palabras: quien aspira a perpetuarse en el poder tiene vocación de tirano.

Como amigo de Bolivia Pepe Mujica tiene derecho a equivocarse y pecar en su buena fe, pues no es su obligación estar enterado de los pormenores de la política local. Tampoco podemos culparlo por estimar en demasía este país tan falto de amigos. Además, el ex presidente y filósofo de vocación está interesado en descubrir el secreto del fuego: la estabilidad económica de un país que en el pasado fue ejemplo de lo que no se debe hacer. En rigor, esto fue cierto sólo hasta 1985, fecha en que fuera consagrado en los países de la región el neoliberalismo económico, algo posible gracias al Decreto Supremo 21060 y su política de shock anti inflacionaria (decreto presidencial que a pesar de la virulencia retórica, funciona a la perfección y es columna vertebral de nuestra economía desde aquella fecha, por cierto). Es nuestra obligación también hacerle saber que el narcotráfico tiene mucho que ver en este milagro. No en vano ha puesto nerviosos a prominentes miembros del MAS la política de extradición de los Estados Unidos, que más allá de la extraterritorialidad de las leyes, pone en evidencia que el tema es una cuestión de Estado para el gobierno de Evo Morales, a diferencia de otros países de la región con quienes se ha llegado a acuerdos sin mayores problema, como los creados por Pablo Escobar en Colombia. ¿Preferirá la cúpula del masismo una tumba en Bolivia que una cárcel en los Estados Unidos? Tampoco creo que la dignidad de los pueblos nativos americanos dependa de Evo Morales. Por el contrario, es el propio MAS quien de forma más o menos encubierta persigue a los indígenas para evitar nuevos liderazgos.

Hay que decirlo de una buena vez: el MAS desconfía de aquellos indígenas que no son parte del proceso. Porque -hay que decirlo también- hay dirigentes indígenas que no se han dejado someter por ninguna de las facciones políticas que conforman el MAS, han sobrevivido al margen del presupuesto general de la nación y no son parte de los besamanos, desarrollan su liderazgo al margen de la línea oficial de pensamiento y pueden hacerle sombra al Jefecito. La derecha boliviana ya no es quien persigue a los indígenas, por el contrario: intenta seducirlos o tomarles el pelo, porque sabe que de alguna manera se ha equivocado todos estos años y que en estos dos siglos de vida independiente ha procedido como una élite extranjera en su propio país.

(Quizá alguna extrema derecha crea todavía en aquella vieja idea totalitaria de matar al enemigo en el vientre de la madre, pero la verdad es que la derecha boliviana hoy no parece estar controlada por las ideas ultraístas de la pasada Guerra Fría. Aquellos grupos irregulares suelen ser marginales y una mala versión de los conservadurismos imperiales; merodean en el mundo de la política en busca de las migajas que les pueda deparar alguna aventura, pero los organismos de seguridad del Estado los tienen bien identificados e infiltrados, como lo demostró con el grupo de Eduardo Rozsa. Si vamos a creer en las últimas versiones, muchos de ellos se han pasado al bando del MAS y le son funcionales o trabajan para él en diversas tareas afines a su formación y naturaleza.)

En contra de la afirmación de Pepe Mujica y su idea implícita, es la cúpula del MAS la que se siente amenazada ante los líderes indígenas. Habría que respaldar y proteger, entonces, aquellos líderes que no se dejan corromper, que no han pensado en la manera de vender a su Madre Tierra y descreen del extractivismo económico como paso previo al Paraíso comunista.

Los ideólogos del MAS saben que el proyecto elitista de perpetuarse en torno a la figura de Evo Morales tambalea cuando hay voluntad de saber, cuando hay dirigentes íntegros, cuando hay dignidad y respeto por la cultura ajena, cuando se habla en la lengua nativa y se procede sin fingimientos y con respeto por los demás. Pepe Mujica tampoco convive con el idiota cultural que el MAS se ha inventado para gobernar (Felix Patzi dixit), o con aquel racista sin conciencia que en estos años ha aprendido a enriquecerse sin escrúpulos porque las prédicas de García Linera enseñan que el odio y la codicia son más efectivos y movilizadores que la conciencia social o que la simple solidaridad humana nacida de saberse en una misma nave, llámese esta Bolivia o Latinoamérica o planeta Tierra. 

El entorno presidencial hace ver a su jefe que un nuevo líder campesino o indígena pondría en peligro sus aspiraciones de perpetuidad en el gobierno. Es preferible no mencionar nombres, resulta peligroso y podría arruinar carreras políticas. Un líder indígena pondría en evidencia la ignorancia deliberada y fanfarrona de este régimen, que ha elevado a rango de virtud pública la mediocridad privada. El del MAS parece un régimen que aprendió con rapidez a disfrazar su autoritarismo bajo la retórica violenta y la lógica gangsteril. El MAS de estos días se me parece más a un mal boxeador que luego de ser noqueado (referéndum del 21 de febrero) intenta levantarse y finge pelear con su propia sombra, pero el árbitro ya dio su veredicto y el público quiere cambiar de tema. El país tiene temas más serios en qué ocuparse, sí, pero cómo se lo hacemos entender a alguien que tiene a su lado gente que a diario le repite que es un dios.

El control mayoritario de los medios le permite a este Gobierno insistir por diferentes medios en el mismo tema: la re re elección de Evo, a la postre su perpetuación en el poder bajo el esquema estalinista de Corea del Norte. Algo que debería llamar a escándalo por la burda contradicción de términos, pero no. El papel lo aguanta todo, la tv también. Este Gobierno hace uso de su público cautivo para secuestrar el debate nacional: después del referéndum, lo que correspondería hacer es la renovación interna y la democratización del MAS de cara a promover nuevos liderazgos capaces de presentarse en las próximas elecciones presidenciales. Pero esto es algo que ni siquiera se piensa dentro del MAS y el país debe prepararse para una crisis política que se sumaría a una crisis económica internacional (precios de commodities) y cargar con el peso de un partido corrupto e incapaz de renovarse por autoritario. El MAS viene abusando de manera descarada de un público cautivo que vive en un estadio de servidumbre análogo al de la esclavitud en la medida en que vive sistemáticamente desinformado y aislado del resto del país y sus debates; un público que no sabe si creer o reír cuando Evo anuncia la madre de todas las batallas para disimular la burla a la voluntad ciudadana, sus intenciones de desconocer el derecho a voto de los bolivianos, un derecho que no puede escamotearnos nadie sin ofendernos, no si nos consideramos bolivianos libres. Otro referéndum sobre el mismo tema desconocería el voto de los más de 51% de ciudadanos que votamos por el NO y es algo que la Ley electoral prohíbe. Alguien con mejor ojo para las analogías escolares y para el sarcasmo político ha dicho por ahí que en política no hay desquites para los estudiantes reprobados. Es cierto, Evo Morales procede con total impunidad y se parece a un estudiante malcriado de escuela privada que se comporta como le viene en ganas porque controla todo el Estado, porque supone que el profesor está obligado a concederles los puntos necesarios para aprobar pues sus padres -prepotentes y adinerados- no tienen por costumbre aceptar un NO por respuesta.

Por más grandes que sean los atropellos del evismo por convertir la política y el territorio nacional en un gran Chapare (conflictuar y convulsionar para no ceder a la voz de la razón), el proyecto del MAS fracasará como ha fracasado el socialismo del siglo XXI al exportar su modelo cocalero a otros países de la región. En su búsqueda desesperada de poder Evo ha optado por la venganza personal: el peor de todos los usos posibles que se le puede dar al poder (el legítimamente establecido, aquel que es delegado por el pueblo y por la ley).

Fue la periodista Amalia Pando (antigua integrante del proceso) quien previó la reacción pavloviana de Evo tras su derrota el 21 de febrero pasado. Conocedora de la personalidad disfuncional de Su Excelencia y sus reflejos condicionados, advirtió a quienes no lo conocen personalmente que la venganza sería la respuesta de Evo a los resultados del referendo. Y Evo empezó a hablar de enemigos internos y enemigos externos para desconocer los resultados de la votación. Del triunfalismo y la autosuficiencia Evo pasó a la paranoia de Estado, sin mayor explicación que su ira revanchista. ¿Respiraba por la herida?: sí. Aquellos que estuvimos en contra de sus planes de perpetuación en el poder –la izquierda no cooptada, dirigentes indígenas y campesinos honestos, organizaciones sociales independientes, la derecha democrática, la clase política oficial, las diferentes iglesias y corrientes religiosas serias, el oficialismo opositor, la sociedad civil en general- pasamos a convertirnos en enemigos de Evo Morales desde entonces.
Ante su propia derrota y corrupción, el MAS procede con la simple y vil venganza, como lo ha venido haciendo en otros terrenos. Amalia Pando no se equivocó demasiado en su advertencia porque de inmediato volvieron a ser desempolvados juicios añejos y averiguaciones que permanecían archivadas sin mayor porvenir, a la espera de una ocasión para ser empleadas como herramientasde extorsión política y silenciamiento.

En un acto de negación de lo que los hechos señalan (la corrupción propia), Evo volvió  a judicializar la política en franco abuso de autoridad y control del Sistema Judicial y la impartición de justicia. Con el control absoluto sobre el Poder Judicial y el Parlamento, en estos cuatro meses posteriores al referéndum hemos presenciado la farsa de una investigación y la absolución del MAS a su líder perpetuo. De manera adicional hemos padecido una telenovela de mal gusto: la desordenada vida sentimental del presidente y su costo para los fondos públicos. Hemos conocido a un sujeto inseguro y angustiado por su imagen y prestigio personal que cuando no mete en la cárcel a la ex novia para ocultar su vergüenza, ha sido un padre irresponsable que sólo ha asumido su papel tras largos años de demandas legales de mujeres burladas.

En todo este tiempo hemos conocido algo del ambiente cortesano en que se ha decidido la suerte de 36 mil millones de dólares del erario público, los nuevos poderes fácticos que gobiernan el país, la manera en que proceden las empresas aliadas de este gobierno, el modo en que los nuevos cortesanos trafican con información privilegiada, la desesperada defensa que los diputados del MAS hacen de los intereses extranjeros y la enorme influencia personal que supone ser La Ex del Jefe (Ver "El ex novio más despiadado de Bolivia" artículo publicado por el The New York Times del mes pasado que parece haber influido para el acuerdo de Gabriela Zapata y el Gobierno de estos días.) Quizá el momento de mayor honestidad del Gobierno y los funcionarios implicados en el escándalo CAMC haya sido aquel en que se calificó a la gerente de la empresa china y ex novia del presidente Evo Morales, Gabriela Zapata, como parte integrante de una “organización criminal” (Juan Ramón Quintana dixit). Momento de lucidez o de franqueza desesperada, esta acusación del Ministro de la Presidencia es el reconocimiento de la naturaleza de los hechos, de las decisiones que se toman en Palacio Quemado y sus alrededores. Sin embargo, su acusación deja más preguntas flotando en el aire en lugar de absolverlas...

Literalmente el MAS cohabita con una serie de pandillas u organizaciones delictivas que lo mismo pueden fumar al presidente de la República que traficar con personas, si no es que todo el MAS se ha convertido en otra organización delictiva más que llegó al poder y se hizo con el gobierno. Si la política siempre fue sucia, hoy lo es más que nunca en Bolivia. Pienso en quien fuera el segundo hombre del MAS en su momento, Santos Ramírez, condenado por prácticas gangsteriles y corrupción a consecuencia inmediata del clan familiar. Pienso también en el pasado delictivo de García Linera camino a convertirse en líder insurgente –el vicepresidente presume a diario de su pasado delictivo al margen de la ley, sin distinguir una dictadura de una democracia-. El control absoluto que García Linera goza sobre un Sistema Judicial perverso y pervertidor es un conocimiento difícil de lograr sin una familiaridad con el bajo mundo. En lo porvenir, quizá haya que buscar la naturaleza del poder del MAS en los años de prisión de García Linera y menos en la academia y los libros de teorías. Tal vez esto explique el por qué unos hablan de pauperización de la vida en democracia mientras otros celebran con su retórica la violencia y la zozobra social. De manera adicional, a los argumentos anteriores habría que sumar lo afirmado por Juan del Granado: el problema del Sistema Judicial es el propio MAS. La impartición de justicia en Bolivia es un problema de siglos y el MAS es parte del problema, no de la solución.

En estos cuatro meses post referéndum tampoco nos han ahorrado vergüenzas ajenas. El triste espectáculo de un gabinete ministerial en pleno haciéndola de tapandepe del presidente, a la vez que éste era infantilizado para después ser liberado de responsabilidades. Ha sido un espectáculo lamentable el de señores ministros ocupados en chismes de lavadero, dando tropiezos, cayendo en contradicciones a cada paso, siempre en busca de una salida honorable al asunto, salida que nunca encontraron porque nunca la hubo.

Lo peligroso es que el pueblo se va acostumbrando al cinismo y la falta de vergüenza de sus autoridades. En todo este tiempo ha imperado el cinismo y la falta de vergüenza junto con la injusticia y la arbitrariedad, amén de declaraciones disparatadas que son una permanente falta de respeto a la inteligencia ajena. Esto es algo que en algún momento se ha consumado como la característica del MAS y su populismo.

Sin embargo, para nuestro presidente con aspiraciones de monarca, de todo aquel berenjenal que ha sido su vida personal enredada con la administración del Estado, queda en claro que su derrota fue debida a un engaño. Ergo: el referéndum no vale y hay que repetirlo…


DOS
La cosa pasa de turbio a obscuro cada vez que el vicepresidente García Linera interviene en un asunto. Como suele suceder, sus intervenciones son para echar leña al fuego o lanzar terribles vaticinios astronómicos o lanzar groseras amenazas. Parece nuestro vicepresidente no distingue entre un linchamiento comunal y una cumbre por la reforma del Sistema Judicial en Bolivia. Es capaz de inaugurar un acontecimiento y bajar línea a plena luz del día, como quien azuza a sus pongos a favor del manodurismo en la sentencia a violadores y asesinos de niños -si alguien se preguntaba acerca del para qué sirven los psico sociales, he aquí una respuesta- para después declarar de manera solemne que aquella cumbre es la mejor muestra de la independencia de los poderes en el país. El gobierno de Evo Morales,  lo que es lo mismo: el vicepresidente García Linera busca usar la violación de los niños de manerainescrupulosa para obtener una resolución inconstitucional (la pena de cadena perpetua contradice la pena máxima de 30 años establecidas por la Constitución política) para obtener la reforma de la Constitución política del Estado. ¿Quién puede argumentar en contra de los pobres niños violados y asesinados en los que piensa García Linera para abrir la ventana de la reforma a la Constitución por donde colar la re elección de Evo Morales? Si reclama los títulos de Campeón de la Ética y la Moral pública, ¿por qué no les advirtió a sus delegadas adoctrinados acerca de la imposibilidad de proceder en contra de la Constitución? La Iglesia católica, una vez más, ha salido al paso. La Iglesia católica –hay que decirlo con todas sus letras- ha cumplido con su derecho a opinar y pronunciarse sobre un tema. La Iglesia tiene el derecho y/u obligación de orientar al pueblo boliviano (sin criminalizar ni dictar leyes o pretender erigirse en juez y policía): la condena a cadena perpetua no sólo es inconstitucional, sino que es un retroceso en materia de derechos humanos pues descarta la posibilidad del delincuente a reformarse. "Esta medida es una muestra de total desconfianza en la capacidad del hombre de reconocer sus errores y de cambiar su vida, y también va en contra de la Constitución Política del Estado y de los derechos humanos al determinar la muerte moral y social de las personas”, dijo Monseñor Sergio Gualberti, O lo que es igual: el Estado quiere omitir su responsabilidad ante el fracaso del Sistema Judicial y su doctrina de prevenir, reformar y corregir la conducta del delincuente o enfermo mental. Un Sistema Judicial que se encuentra al borde del colapso, si no es que ya lo está.    

A título de control social o tratamiento democrático de las organizaciones sociales, la pasada CumbreNacional de Justicia Plural para Vivir Bien realizada en la ciudad de Sucre, prescindió de la participación del Colegio de Abogados. Los representantes de esta organización se retiraron después de intentar el debate serio y responsable del asunto, después de comprobar que no existía la menor posibilidad de debate en las mesas de trabajo. Por el contrario, los delegados del MAS dejaron claro que procedían bajo consigna política y que el objetivo era buscar la reforma de la Constitución política, como los opositores habían advertido que sucedería. No es la primera vez y no será la última ocasión en que los miembros del MAS entran a un congreso con una consigna bajo el brazo, sin dejar lugar a ningún debate serio. Esta es la idea de democracia popular que se ha cultivado, no muy diferente de la llamada aplanadora parlamentaria gonista.

Al retirarse, el Colegio de Abogados se negó a participar del costoso show y legitimar con su presencia el proceso de re elección presidencial que se ve tras el despliegue de acarreados oficialistas. Lo más probable es que todo acabe con la misma escena que se ha venido repitiendo durante años y que ha traído las cosas hasta el punto crítico en que se encuentra: el MAS y sus delegados aplaudiéndose frente al espejo (la televisión oficial y los medios afines).

Cualquiera medianamente serio sabe que los problemas del Sistema Judicial no se resuelven con una declaración ni con el montaje de una escena grandilocuente en donde el tata Evo sea la figura central de un Estado cada vez más autoritario. El Sistema Judicial se halla próximo al colapso y no resiste más demagogia. El MAS enfatizó en el tema del endurecimiento de las penas a los violadores de niños como manera de evitar los temas de fondo, como son la independencia del Poder Judicial y su financiamiento autónomo. Una propuesta que especialistas y profesionales venían haciendo días atrás de manera pública: desmontar la estructura de corrupción creada en torno a los bienes incautados alnarcotráfico para financiar el funcionamiento de un sistema profesionalizado y mejor pagado, de alguna manera blindado en contra del soborno y los consorcios de corrupción que imperan hoy en la aplicación de justicia. Al igual que todos los anteriores gobiernos, el MAS no está dispuesto a renunciar a un botín político tan grande y conveniente. No nos mintamos y dejemos de fanfarronear con una revolución de la justicia en Bolivia. Lo cierto es que el hueso de la prebenda política es una poderosa herramienta de cooptación política y raíz de muchos de nuestros males; una herramienta más poderosa que toda voluntad de justicia en el país, lo mismo para García Linera que para Sánchez Berzaín. Ninguno de ellos logrará convencernos que el dinero tiene ideología.

La venganza personal como medio de aplicar justicia en el país es la más denigrante burla que cualquier sociedad pueda tolerar. Cuando una comunidad es puesta en el papel de testigo de una serie de atropellos, un sentido básico de justicia hace que nos indignemos a favor de la víctima y en contra de la prepotencia del abusivo.

En estos diez años de gobierno del MAS la sociedad no ha aprendido a amar la justicia, sino a descreer en ella. Gracias a la manera en que se ha venido gobernando el país, hoy tenemos una sociedad con niveles de cinismo y descreimiento peligrosos. En lugar de construir un sentido colectivo de pertenencia al país o las causas nobles de aquella izquierda que dice representar (justicia, libertad, igualdad ante la ley), el populismo de este gobierno nos está convenciendo que aquí impera la ley del más fuerte, la impunidad total.

A continuación pongo por caso dos ejemplos en los que el MAS, con todo el control del Sistema Judicial y el aparato represivo del Estado, no ha sido capaz de probar la culpabilidad de nadie. El Sistema Judicial se ha convertido en una cámara de tortura para obtener confesiones de culpabilidad luego de años de ultrajes, encierro y acoso, lo que es más o menos lo acostumbrado durante la Edad Media en materia de derechos humanos. El Estado boliviano carece de otro argumento que no sea la arbitrariedad yla prepotencia de abogadillos y jueces funcionales al poder establecido... (continúa) 

Santa Cruz de la Sierra, 16 de junio de 2016

Franklin Farell Ortiz
Magister en artes por Saint Louis University