viernes, 29 de abril de 2016

Los caudillos del MAS 1/3

Para comprender cualquier proceso político es necesario conocer a los individuos que lo encabezan. Este simple dato es más cierto para aquellos procesos políticos que se han decantado de manera abierta por el caudillismo. Ellos son los que le han imprimido su personalidad a los cambios en Bolivia durante los últimos 10 años.
EVO
No soy de los que tienen acceso a los archivos de Inteligencia de algún gobierno ni acostumbro comprar los servicios de algún think tank para informarme acerca de la vida ajena. La base de datos para reseñar la personalidad de Evo Morales -el primero de los tres caudillos a tratar- son mis recuerdos como periodista o ciudadano que apela a Google para precisar algún recuerdo vago.
El recuerdo más antiguo que conservo de Evo Morales es un debate a dos bandos de la tv cruceña. El tema: el narcotráfico y los cocaleros de Chapare. El adversario de Evo era un diputado del MNR de origen chileno. No recuerdo el nombre de su contrincante, pero recuerdo que presumía de chiquitano de pura cepa a la vez que ostentaba un marcado acento mapuche. Goni Sánchez había conservado el acento gringo como mejor prueba de su idoneidad como hombre de negocios, tal vez aquel sujeto hacía algo parecido acostumbrado a presumir tanta chilenidad en ciertos círculos empresariales. Las veces que Evo hizo ver lo contradictorio de su discurso patriotero con un discurso de extrema derecha pinochetista, el susodicho apeló a sus hondas raíces chiquitanas, asegún. Aquella vez Evo me cayó bien y lo aplaudí en pie. El país estaba muy mal tratado y cansado de la falta de vergüenza en nuestra clase política, corrupta hasta la abyección. Y de pronto teníamos frente a nosotros un campesino de chamarrita que no se achicopalaba frente un encorbata’o sabihondo con trucos aprendidos de Pinochet. En el momento más álgido del debate, el padre de la patria llegado del Mapuche creyó arrinconar al cocalero con tono acusador: cultivar una planta que sirve para hacer una droga ilícita ¿es o no es ser narcotraficante? Como gato panza arriba el cocalero respondió por enésima vez al mismo argumento formulado en forma de desafío: le propongo que nombremos un tribunal internacional e imparcial para que investigue las fortunas en el país y que digan ellos quiénes son los narcotraficantes, si los campesinos del Chapare o los delincuentes de cuello blanco fue lo que dijo Evo. El silencio de su interlocutor fue la mejor respuesta que pudo recibir el sindicalista, que quizá desde entonces supo cómo pisarle el alma a los políticos más prepotentes y agresivos de la vieja Rosca Gonista. En conversación privada con uno de los defensores del pueblo de entonces quedó una duda, sin embargo: debió ser más claro en negar los vínculos de los cocaleros con el narcotráfico, más explícito.
La segunda vez que supe de Evo Morales fue durante las revueltas populares que culminaron en octubre del 2003. Como periodista de opinión para La Prensa de La Paz, seguía las noticias desde México para poder seguirle los pasos al país. Como uno más del montón de dirigentes, Evo a veces competía con Felipe Quispe El Mallku, a ratos con Roberto De La Cruz y otros tantos que ya no recuerdo. La visión política, el oportunismo, la astucia, el juego de cintura de Evo era claramente escuela de Filemón Escóbar, su mentor y maestro al que terminaría por dar la espalda para emparejarse con Álvaro García Linera. Un dato que no registré en su momento: cuando la revuelta popular triunfó, Evo se encontraba a miles de kilómetros de distancia de su amado Chapare, en Libia más exactamente, recibiendo un premio de 30 mil dólares de manos del hoy fallecido Muamar Gadafi. Sus compañeros de primeras armas sindicalistas le reprochan hasta hoy este detalle como una señal de cobardía, o cuando menos la prueba de que sus desplantes marciales y su retórica incendiaria son una pose exagerada para un hombre que no pasó de corneta de cuartel. Pero la historia de Adolfo Hitler, un modesto cabo que llegó a Führer del Tercer Reich, nos recuerda también que para los desastres no hay que subestimar la egolatría de un caudillo ni la ambición de los hombres de su entorno.
La próxima vez que supe de Evo Morales, había dejado de escribir artículos de opinión a favor de la causa marítima y la soberanía del Estado boliviano sobre sus recursos naturales y su territorio (o como se decía en aquel entonces, la nacionalización del gas en las variantes que se debatían entonces). En aquellos días me encontraba como misionero entre los campesinos mexicanos. En medio de mi aislamiento campestre, cuando me dijeron que Evo era el presidente de Bolivia, no lo pude creer. De veras no lo pude creer. Luego me emocioné y hasta sentí orgullo, pero el dato de la aplastante mayoría de la votación me dijo que algo importante había sucedido en Bolivia, algo había cambiado quizás. No sé si entre mis amigos indígenas mexicanos aquello fue motivo de orgullo, pero la propaganda oficial de la izquierda en Latinoamérica exageraría afirmando que tal acontecimiento era algo que no había sido visto, un hito de nuestra historia de 500 años tras la Conquista. Pero aquello era propaganda, una imagen creada por los medios que omitía la figura dele mexicano Benito Juárez, o del mismo Andrés de Santa Cruz Calahumana, si se considera que fue un mestizo discriminado como indio por sus enemigos, al igual que Evo. Lo importante es que Evo Morales parecía ser el primer indígena en llegar a la presidencia en toda América. Bien decía Jorge Luis Borges que la fama es un gran malentendido.
Un paso previo al Evo Morales despótico monárquico absolutista que hoy conocemos, su personalidad tuvo que pasar por el papel de achichincle de Hugo Chávez. Aborrecí hasta la vergüenza cada una de las veces que aparecía frente a la comunidad internacional como tira saco de Chávez. Si Goni Sánchez de Lozada nos hizo pasar vergüenzas y humillaciones en Washington, Evo lo hacía en Caracas. Pero yo no perdía las esperanzas en que un cambio era posible, que el masismo recobraría la razón y Evo el equilibrio, e insistí y persistí durante los tres años de mi intento de regreso a Bolivia (2006-2009).
Cada que hubo una arremetida de la oposición en Bolivia, Evo corrió a Venezuela en busca de los petrodólares venezolanos, algo que Chávez desembolsaba con mucho gusto en un papel que se revelaría como demagógico: el magnánimo protector de indios, émulo de Simón Bolívar y sus batallas a caballo. Es cierto, la cooperación militar era necesaria; el nivel técnico de nuestra seguridad era tan bajo que se hacía peligroso, pero de acuerdo con las últimas informaciones aquello bien puede acabar en colonialismo empresarial. De esta manera, el pueblo venezolano fue embaucado en su buena fe por estos dos políticos neopopulistas que se declaraban socialistas y antiimperialistas a voz en cuello, haciéndose los de la vista gorda aquí o allá (...). Mientras uno hacía de ayayero pedigüeño sin pudor alguno, sin importar si con ello se convertía en un sujeto sin la dignidad suficiente para ser respetado por sus adversarios políticos como presidente de Bolivia. Evo me dejaba sin argumentos para defenderlo de la derecha cavernícola y reaccionaria, era un títere más que un líder. La diplomacia de Bolivia pendía de la punta de la lengua de Hugo Chávez y su venalidad. Chávez cerraba la boca y yo suspiraba de alivio junto con millones de ciudadanos en toda Sudamérica. Sufrí y los aborrecí, sin poder abrir la boca en contra so pena de linchamiento popular ipso facto por traición a la Patria. Mientras tanto, Hugo Chávez cultivaba en el pueblo venezolano la creencia errónea de la riqueza inagotable del país y la diplomacia prepotente de su petróleo. Que había cosas por decir, las había. Que había alianzas que hacer, las había. Pero también había que ser honestos y tener lealtad, poseer un proyecto de país para todos y no sólo para los amigos. También habría ayudado hacer menos propaganda y mucho más gestión, una falencia mortal. Dentro del MAS todo parecía una gran campaña electoral donde la repartija y el oportunismo arribista eran la única lógica coherente; como si no bastaran las conspiraciones e intrigas de oficiosos. Al final, entre referendos y elecciones, Hugo Chávez terminaría por hacer pomada la economía de Venezuela luego de 13 campañas electorales en 14 años de gobierno. Ninguno de los intelectuales cortesanos en Venezuela ni en Bolivia parece haber leído algunas de las advertencias del historiador inglés Eric Hobsbawnla propaganda fue la adicción que acabó con el proyecto de sociedad de la URSS. Los argentinos daban manija aquí y allá, total el Ché Guevara es un piojo tuerto al lado de cualquiera de sus paisanos pro chinos en estos días (...).
Luego de su derrota en el referendo del 21 de febrero, Evo Morales continúa creyendo que todo es políticoergo todo es propaganda. Las nociones de realidad e historia no existen sino como figuras retóricas mal aprendidas y peor empleadas. La cosa mental y las discusiones teóricas son asuntos que no incumben a los profanos ni a los herejes del dogma comunista. Bien dice el salmista que Dios pierde a quien quiere. Soberbia y arrogancia, mala combinación. Generalmente surge de pretensiones intelectuales, algo fuera de alcance.
Hoy veo a Evo Morales y no le creo. Lo dejé de hacer en 2009. Para hacerlo no necesité de los escándalos de corrupción y tráfico de influencias que hoy ocupan a la prensa como una mala telenovela. La moralina me provoca náuseas; no soporto el fariseísmo, cualquiera sea el bando. Las actitudes que inspira Evo Morales en sus seguidores campesinos en el campo y la ciudad fueron para mí la mejor prueba del fracaso histórico del MAS y algún proyecto social que pudo surgir de todo ello. Me bastó ver sus luchas despiadadas por el poder y la falta de escrúpulos y deslealtades entre correligionarios para alejarme de ellos. Tuve la peregrina idea que encontraría paz lejos de ellos, pero me los topé por donde fuera; como con una secta religiosa o el mal aliento.
Me cuesta creer en un político que en su vida personal es una cosa y en su vida pública es todo lo opuesto. Mientras como gobernante Evo ha desatado una suerte de persecución política contra aquellos funcionarios públicos que no hablen una lengua nativa, él cree estar por encima de los simples mortales cuando se da baños de pureza racial aymara en ceremonias y sahumerios en los que no entiende una jota de lengua aymara. Mientras azuza a sus funcionarios del Ministerio de Descolonización sobre sus críticos, no contrae matrimonio con una mujer de polleras y prefiere a las teñidas curvilíneas salidas de las revistas de la alta sociedad que tanto dice odiar. Es conocido su complejo de inferioridad ante alguien de su entorno con formación académica y título universitario, por lo que usa tanta ritualidad supuestamente ancestral para realizar el besamanos colonial, entre otras pruebas de humillación y auto denigración como señales de lealtad hacia su persona. El llunkerío (servilismo tradicional) es franco y abierto entre los miembros del MAS. Dentro y fuera de Palacio Quemado sus adláteres han llegado incluso a elucubrar la conveniencia de imponer estas prácticas denigrantes como parte de una pedagogía, una ideología que se dice revolucionaria; el adoctrinamiento político en lugar de educación de calidad para los niños de Bolivia. Se trata de un invento maoísta extraído de la China pre Revolución Cultural (ver Banda de Los Cuatro) que el vice presidente Álvaro García Linera ha bautizado pomposamente Generación Evo.
Estos son los tiempos. El MAS sobrevive gracias al llunkerío inspirado en el culto a la personalidad a Evo Morales que García Linera alimenta de manera desesperada, amén del odio racial inverso. No hay cambio de conciencia, sino fundamentalismo y odio. ¿Qué le han hecho a la Patria? Ojalá me equivoque.
Siempre queda la opción de quedarse callado.

Santa Cruz de la Sierra, 29 de abril de 2016

Franklin Farell Ortiz
Magíster en Artes por Saint Louis University

domingo, 24 de abril de 2016

Respetar las reglas del juego, eso es todo

A TODOS NOS DUELE CUBA
Los hombres pasan, los pueblos quedan. La presencia de Fidel Castro en el VII Congreso del Partido Comunista de Cuba me recordó mis clases de Lógica Formal: todos los hombres son mortales, Aristóteles es un hombre, ergo Aristóteles es mortal. Pero ¿debió ser el propio Fidel Castro quien lo dijera? ¿Los cubanos no habían despertado a esta verdad y fue necesario que él lo dijera para que fuera aceptado? En alguna ocasión tuve un encuentro con los fervientes admiradores de la imagen omnisciente de Fidel Castro y debo decir que no fue muy agradable. A pesar de mi respaldo moral a Cuba en contra el asedio medieval de Estados Unidos, mis comentarios disonantes con la voz única de Fidel resultaban heréticos para sus partidarios. (La magia del Facebook no es tema a agotar hoy día.)
Creo que el arribo de la izquierda latinoamericana al poder le hizo mal a Cuba: Fidel retrocedió en la política de apertura que había empezado a desarrollar de manera inteligente. Al mismo tiempo que era amado por los suyos y aplaudido por los extraños, en los años previos a la Guerra contra el Terrorismo imperante, Fidel Castro era un símbolo de dignidad junto a nuestras clases políticas ñoñas y corruptas. Ganó apoyo para Cuba mientras derrumbó demonios y esperpentos de la Guerra Fría, pero su anti imperialismo se volvió redundante y maniqueo al lado de Hugo Chávez y sus desatinos. Como ciudadano le debo gratitud por ser una imagen de rebeldía en una época dominada por el borreguismo y las desolaciones conformistas de los posmodernos. Como boliviano le estaré siempre agradecido por su apoyo a nuestra causa marítima. Cuando sus jóvenes diplomáticos pasaban del pragmatismo a la complicidad con el juego aislacionista de Chile, Fidel puso la voz en el cielo y desautorizó una injusticia perpetrada a plena luz del día. Fue un hombre que creyó en las causas justas y pudo reconocer en nuestra mediterraneidad la opresión y el asedio a su isla; algo que se debe agradecer, más en una era de mercenarios y falsos redentores.
Sin embargo, Fidel no pudo entender que la historia de Cuba no acaba en 1959. Arrastrado por la confrontación ideológica diaria con sus enemigos de Miami, acabó congelado en el tiempo e hizo de Fulgencio Batista un cadáver insepulto. Fidel no tuvo quien le dijera las cosas de frente como lo hacía Tomás Gutiérrez  Alea (Memorias del subdesarrollo), se acostumbró a tener la razón casi siempre y tal vez no haya sido consciente de la figura autoritaria de hombre fuerte e infalibilidad divina que sus incondicionales construyeron en torno a su personalidad. No dejó crecer otros árboles cerca, excepto a su hermano Raúl. Y he aquí que las dudas de mucha gente de izquierda se volvieron decepción o se transformaron en idolatría pagana. En mi caso, la trasmisión del poder a su hermano fue un error que mostraba debilidades y mi actitud pasó de la simple admiración estudiantil a la actitud crítica de quien no cree en la violencia ni confunde el medio con los fines. Creo que el culto de Estado a Ché Guevara ayudó a prolongar su régimen durante muchos años, pero hizo del pueblo cubano un pueblo atrapado en el tiempo y demasiado dócil frente a sus líderes. Hoy en día la izquierda militarista y oficiosa de Latinoamérica no registra las palabras de autocrítica del propio Fidel Castro: el modelo cubano no funciona ni para los propios cubanos. Hoy en día los aspirantes a tiranos remedan mal su figura y adoptan la retórica de la paranoia para militarizar un debate que es eminentemente político. La historia sucede por primera vez como tragedia, la segunda vez como parodia.
Un rasgo humano que me parece digno de recordar en Fidel Castro: durante los momentos más obscuros de su gobierno, con humildad e hidalguía reconoció los orígenes martianos de sus ideas políticas. Tal vez este sea el camino del reencuentro de los cubanos: la vida y la obra de José Martí. Inspiración para todos nosotros, amigos y enemigos políticos, Martí encarna lo mejor de Cuba y del humanismo verdadero. Su nombre es digno de recordar en esta época de odios ciegos incubados a control remoto por el terror globalizado. Siempre recuerdo al Nobel de Literatura Octavio Paz, intelectual tachado de neo conservador por sus críticas al Estado benefactor (el ogro filantrópico). Acérrimo enemigo de Castro y su régimen, las pasiones políticas de Paz no le impidieron reconocer una admiración temprana por la Revolución Cubana entre los hombres de su generación. Cuando pienso en Cuba y los cubanos suelo parafrasear la línea final del ensayo de Paz dedicado al Martí poeta y su final de luchador libertario: dos patrias tengo yo, Cuba y el silencio...

ANALOGÍAS Y LENGUAJES DEL EVO POST F21
Es probable que los asesores extranjeros del presidente Evo Morales sean de Venezuela, Cuba o Corea del Norte. En cualquiera de los casos, creo que estaremos de acuerdo en que se trata de sociedades que no son ningún ejemplo a imitar. ¿Vale la pena destruir a tu país para quedarse en el poder? El repertorio de analogías y el cambio de lenguaje de Evo Morales parecen indicar que la respuesta es afirmativa. Luego del 21 de febrero parece buscar puertas falsas para salir de la situación en que sus propios estrategas lo metieron al idear el referendo con cuatro años de gobierno por delante. Su fin no parece otro que perpetuarse en el poder.
Perdimos el primer tiempo del partido, falta el segundo tiempo. La analogía futbolística es preferible al de la guerra. El presidente Morales alude a su imagen cultivada de deportista saludable para decirle a la gente que no piensa respetar el voto ciudadano del 21 de febrero.
Perdimos una batalla, no la guerra. Dentro de estos juegos de palabras, el presidente Morales deja ver una visión del mundo bastante paranoica. En él no hay ciudadanos con derecho a voto ni voluntad soberana de los bolivianos, sino enemigos internos enemigos externos. La votación del 21 de febrero sólo sirvió para revelarle quiénes son sus enemigos internos y cuáles sus enemigos externos. Luego viene una extraña nostalgia por los años de las dictaduras militares y sus métodos… Arropado por cierta prensa, acude a todos los recursos mediáticos que le sugieren para recuperar el porcentaje de aprobación y cuando se equivoca son los otros los culpablesél no. Prueba con las fotografías del Evo eternamente joven y futbolero, reparte condecoraciones, promete mega obras o vuelve a inaugurar por enésima vez algún proyecto de industrialización. Nada parece resultar. Al día siguiente señalan el nombre de su visita ilustre en algún escándalo internacional o el condecorado estrella es un corajudo de esos que enuncian algunas verdades frente a sus bases y en plena ceremonia.

Su excelencia no desea hacer uso de su cargo como líder indiscutible de los cocaleros del Chapare, pero si es necesario hacerlo lo hará. Hay que usar el perfil bajo, sin embargo. Son las bases los que me piden. No conviene movilizar a sus huestes del Chapare; él mismo ha dicho que aquella coca surte al narcotráfico, la ONU sólo ha confirmado lo que todo mundo sabe…
Todavía estamos a tiempo. Faltan cuatro años para las elecciones presidenciales, pero Evo Morales se niega a gobernar. El presidente Morales insiste en la tesis de la conspiración imperialista y la guerra sucia, como necesitándola más que denunciándola. ¿Busca el autogolpe? Se toma fotos con Dilma Roussef para contaminar a sus opositores con el escándalo aquel. Pero no caen en la trampa. Desde un principio las aguas corren separadas. Aunque al final todas vayan y terminen en el mar, cada país tiene sus propios tiempos. Al final todo es una petición de cuentas tras 10 años de gobierno después del relevo democrático en la Argentina de los Kirchner y el opositor Mauricio Macri. ¿Por qué sus opositores no cometen la tontería de pedir su caída como hace la neo teocracia en Brasil? Eso al menos permitiría justificar el estado de sitio, la persecución política y la puesta entre rejas de hurguetes y preguntones. La teoría conspirativa, el imperialismo tan oportuno siempre.
Respetar las reglas del juego, eso es todo de lo que se trata...
El MAS se disfraza de pueblo cada que busca legitimidad. Su travestimo político queda en evidencia cuando a sus majestades se les hace ver que ni Evo Morales ni García Linera hablan lengua nativa alguna. Sin embargo, ellos lanzan amenazas y frases sentenciosas. Desencadenarán masacres blancas -dicen de manera abierta-, cientos y miles de funcionarios públicos serán echados a la calle. ¿Es casual que suelen ser aquellos funcionarios que no están inscritos en el Partido? La esquizofrenia del poder: el político termina por convencerse de sus propias mentiras a fuerza de repetirlas. No se plantean siquiera algún tipo de responsabilidad en los hechos, digamos moral o ética: medir con la misma vara a propios y extraños, quizá.
Tras 10 años de gobierno, el Sistema de Educación bajo el MAS continua tan eficiente como siempre. O mejor aun: lo hecho por gobiernos neoliberales es lo más serio que se haya hecho hasta la fecha. No han tenido la capacidad de superar a los vendepatria de Goni Sánchez de Lozada. Las demasiadas ceremonias de besamanos, el pongueaje político los tiene estancados en la mediocridad y la mendacidad ideológica. En el sistema de Partido Único uno solo piensa por todos y acaba por creer en su naturaleza semi divina. Abuso de la buena fe de los pueblos: burlados y humillados hasta la vergüenza.

LA GEOPOLÍTICA DEL VOTO
PPK es el Goni peruano, un ciudadano estadunidense que se enfrentará electoralmente a una ciudadana japonesa por la presidencia de Perú. Esta es la realidad peruana después del gobierno de Ollanta Humala. El heredero político de Raúl Haya de la Torre, Alan García, acabó su carrera política con un merecido 5% de votos o menos. Para tener una idea de los tiempos políticos que se reconfiguran en la región, es necesario acudir a los viejos y los sabios, aquellos que guardan la memoria de los hechos. Entre la autarquía de rasgos imperiales del clan Fujimori (arbitrariedades dignas del despotismo asiático) tal vez el gringo Pedro Pablo Kuczynski sea quien tenga mayor respeto por la institucionalidad y los fundamentos republicanos de la democracia. Mientras tanto, Verónika Mendoza está llamada a convertir su 20% de votación en un proyecto de izquierda democrática, capaz de pintar su raya a la corrupción y la transversalidad del narcotráfico (enguerrillado en el VRAE como resabio del maoísta Sendero Luminoso).
No comparto la paranoia de aquella izquierda latinoamericana que tiende a explicar lo que sucede hoy como una conspiración imperialista. En Bolivia, los del MAS (partido político en gobierno desde hace 10 años) son muy dados a este tipo de explicaciones; omiten el plural imperialismos no obstante las evidencias brindadas por sus socios. El poder desgasta. No se les ocurre pensar que su crisis de credibilidad es simple desgaste político, abuso de una retórica maniquea y una buena dosis de hipocresía. En el peor de los casos, la astucia política de Barack Obama o quienes quiera que sean los demiurgos que mueven los hilos de la política en la Sudamérica de estos días no explican las cosas como solía hacerse durante la Guerra Fría. Hoy vivimos una época de think tanks y consorcios mafiosos igual o más poderosos que los Estados y de los cuales el MAS está perfectamente al tanto pues hace uso de ellos con frecuencia. Creo que la baja del precio del petróleo a niveles ínfimos es un buen punto de partida para buscar explicaciones. Además, a los Estados Unidos le bastaba con esperar el momento para lanzarse a conquistar terreno político en una región mal tratada por Rusia y por China, que prefieren trasladar su enfrentamiento con los norteamericanos lejos de sus fronteras. Europa se debate en sus problemas internos mientras tanto...
De hoy en adelante la izquierda latinoamericana deberá aprender que está sometida a las mismas leyes que rigen el Universo, incluyendo la de la gravedad: todo lo que sube, tiene que bajar. Cualquier supuesta superioridad moral sobre el adversario burgués pro imperialista no los exhime de rendir cuentas ante el pueblo y respetar la ley. Que no se rasguen las vestiduras hoy aquellos corruptos que medraron del poder en los últimos años, que den la cara y asuman el costo político de su corrupción. En Perú tuvieron la vergüenza de quedarse callados y retirarse de escena sin hacer berrinches cuando menos.
Mientras tanto, yo continuaré defendiendo la idea de no permitir que nuestro país se convierta en arena para alguna guerra fría ajena. Bienvenidos, sí, pero los verdaderos amigos dejan sus pleitos fuera de la casa que tuvo la amabilidad de acogerlos. Y esto vale para nuestros queridos vecinos Brasil y Argentina, tanto como los amigos lejanos del Asia.

Santa Cruz de la Sierra, 24 de abril de 2016
Franklin Farell Ortiz
Magister en artes por Saint Louis University

domingo, 17 de abril de 2016

En qué creo

UNO
No veo el sentido de elaborar una idea abstracta de la política en Bolivia cuando tenemos al frente a una clase política camaleónica, con principios sociópatas e incoherencias ideólogicas; una clase política incapaz de tomar en serio los datos de la realidad ni los errores de la historia. Sin aprecio por la reflexión propia o ajena, esta nueva clase política mira con sorprendente desdén la cultura política boliviana. Cualquier intento de abstracción pareciera estéril cuando tenemos entre manos la bajeza y la ruindad, prácticas vergonzosas que han ido sedimentándose en nuestra historia hasta conformar el rostro de la demagogia nacional, un rostro monstruoso que ha crecido en paralelo a nuestra vida política republicana; un mal que se remonta a la tiranía de Mariano Melgarejo. Cuando esta clase política -autoproclamada la generación del cambio- abusa de las palabras y juega con nuestra buena fe de ciudadanos, queda claro que la única crítica posible es la del día a día. Una respuesta a las arbitrariedades de nuestros hombres de poder.


DOS
Cansado de postear enlaces y lanzar palabras al barril sin fondo del Facebook, he decidido tomar el pulso a mi ciudad y el país más allá del modesto rescate de comentario. Muy en el sentido de Aristótéles si se quiere, me interesa incorporar nuestra vida familiar en la comprensión de la política. El narco como una realidad ineludible que todos, desde el presidente Evo Morales hasta algún pariente al lado fingen que no existe, que no es relevante en nuestra existencia diaria. La lenta y segura colombianización de Bolivia, si se prefiere; la lenta pero segura sicarización de nuestra convivencia en comunidad (el bulling, el amedrentamiento y la corrupción de la prensa, la manipulación de la vida personal o la desaparición de la familia tal cual la entendimos: el sálvese quien pueda). No me parece casualidad que el relato social predominante sea aquel culto mediático por la violencia de los capos de la droga.


TRES
Dos cosas que nunca son suficientes para el ser humano: el poder y el dinero.
Asímismo, no podemos caminar en un solo pie: izquierda o derecha, no podemos prescindir de una ni de otra manera de pensar las cosas. Estamos obligados a comunicarnos, afirma el adagio aymara. Ambos bandos de la política tienden al totalitarismo cuando se pierde la capacidad de escucha y se pierde la vergüenza. Fascismo, estalinismo, fueron la expresión real de dos ideologías llevadas a sus extremos: capitalismo y comunismo. En realidad, se trata de dos creencias religiosas antiguas: el culto a Moloc (dios del poder) y el fenicio Mammon (dios del dinero). Una intuición personal: nos encontramos en medio de la insaciabilidad de estas dos deidades que juegan al ajedrez -otros dicen que se trata del milenario juego chino llamado go- con aquellas naciones de incautos que aún no asimilan del todo los entuertos legados por la pasada Guerra Fría. En lo que concierne a nuestra región, Latinoamérica, soy perfectamente consciente que en cuatro décadas de aquel conflicto el costo humano resulta inaceptable aún hoy: 800 mil muertos y desaparecidos en guerras, golpes de Estado y conflictos internacionales.
Por todo esto, creo que Bolivia está en su derecho al acudir a la Corte Internacional de Justicia de La Haya para recuperar su acceso soberano al Pacífico. No se trata de la geopolítica del siglo XIX, se trata del derecho internacional, un acto de reparación histórica del siglo XXI, un acto de justicia internacional para con un país despojado y expuesto a la prepotencia de las armas. Nuestra fuerza es la razón.

CUATRO
¿Y dónde tiene cabida el cambio climático en todo esto? En la relación de poder Norte-Sur entre los países post industriales y los Estados guardaparques -como se auto nombran los interesados-, tal vez veamos que el problema sigue siendo el de la conciencia y el sentido de justicia que son burlados por intereses privados. Unos y otros manejan el tema a favor de sus estrategias geopolíticas, que no necesariamente son los de sus pueblos. Cuando dos elefantes pelean, es el pasto el que sufre dicen los pueblos africanos.

CINCO
La Historia parece equivocarse con demasiada frecuencia. A finales del milenio pasado se auguraba una era de misticismo en donde el individuo occidental recobraría el sentido de lo sagrado de la Creación. De manera optimista se anunció un nuevo mundo. Lo que vemos en las páginas sangrientas de los diarios es que nuestro sentido de la realidad está en manos, es elaborada y está diseñada por santones homicidas. La visión que tenemos de los musulmanes es decidido por el fundamentalismo cristiano, que suele estar aliado con la intolerancia religiosa de la extrema derecha judía. 

La política usa la verdad para vender una mentira. Ayer fue el derecho del pueblo judío a tener un país propio; éste pudo estar en cualquier lugar de África, pero la idea no tuvo éxito hasta que fue formulada como un enclave imperial de la nueva potencia hegemónica surgida de la II Guerra Mundial. 

Me resulta aterrador que nadie se perturbe cuando el papa Francisco habla a la comunidad internacional de una III Guerra Mundial a cuenta gotas... En lugar de la conciencia de esta tragedia, hay un espíritu deportivo que flota en el aire bastante parecido a la estupidez. Me interesa escribir de estas cosas.

Santa Cruz de la Sierra, 17 de abril de 2016

Franklin Farell Ortiz
Magister en artes por Saint Louis University