¿Quién
votó por Ollanta Humala?
Debo reconocer que fui uno de los que creyeron en él. La
diferencia con el articulista peruano Augusto Álvarez Rodrich ("El ritual de pedir perdón")es que a mí me
desilusionó más rápido, casi de
inmediato, tras ser elegido presidente.
No soy peruano y no voté por él, pero me encontraba en Perú
en aquel entonces y no oculté mis simpatías por Humala en ningún momento.
Creí que era una esperanza de justicia y reconciliación para
su país. Era una alternativa válida frente a los extremismos del clan Fujimori
y Sendero Luminoso, cuyos líderes se encontraban encerrados en la cárcel y
amenazaban como fantasmas con regresar a la vida política sin haber pedido
perdón por los muertos ni dar explicaciones por los 6 o 10 mil millones de
dólares desaparecidos de las arcas públicas.
Humala era una alternativa a la impostura y la demagogia de
Alan García y la cleptocracia de la clase política y el Apra en general. Lo
parecía.
Me decepcionó de inmediato su maridaje con Evo Morales, a
quien yo señalaba como peligroso y fraudulento. En Perú la izquierda no se
tragaba el cuento de Hugo Chávez y su bolivarianismo fanfarrón comprado a
fuerza de petro dólares y forjado a golpes de complicidad con grandes mafias
del narcotráfico. Para ser elegido presidente Ollanta tuvo que bajar los
decibeles de la retórica que estilaba Hugo Chávez. Percibió correctamente que
Perú no debía ser vagón de cola de un modelo que ya se sabía corrupto y
económicamente inviable por su caciquismo irracional y despilfarrador del
capital político brindado por los pobres del continente.
Es cierto, tenía una simpatía especial por Bolivia. Fuimos
el Alto Perú y el Bajo Perú en algún momento de la historia; antes habíamos
sido parte del Tahuantinsuyo. Nos unía mucha historia y mucha sangre derramada
en común durante la era republicana. Nos parecemos tanto, que incluso nuestras
élites privilegiadas admiran por igual a Augusto Pinochet y hasta hoy creen que
el gran error histórico de nuestros países ha sido no haber tenido un místico
moralizador del Estado como Diego Portales.
Era un nacionalista de izquierda, un patriota que creía en
la gente y en la historia del Perú, pero también era militar y jamás se atrevió
a hacer reformas dentro de las Fuerzas Armadas de su país para reconciliarlas
con su pueblo. Algunos de sus militares todavía razonan como si comandaran una
tropa de ocupación del país. Lo más retrógrado del Fujimorismo permaneció
intacto e incrustado entre los uniformados (el montecinismo).
Le agradezco el haber hecho que me sintiera como un hermano
más entre peruanos, pero yo necesitaba más: necesitaba mi libertad, necesitaba recuperar
mi vida.
A fin de cuentas él hoy está en la cárcel y yo perdí años
claves para construir una vida. Él hoy está entre rejas y yo no tengo salud ni
soy libre. ¿Qué obtuvo él? ¿Qué ganó el Perú desde entonces? ¿Valió la pena?
¿Quién además de la embajada Suiza o el Opus Dei o El Vaticano se beneficiaron
de todo ello?
Me da tristeza que un buen hombre haya perdido las ilusiones
en su país de esta manera. No sé si sea culpable de lo que le acusan. En Perú
nadie que se meta en política es inocente. Pero Ollanta pudo haberle devuelto a
los peruanos la confianza en sí mismos.
Ahora todo parece preparado para el cinismo y la demagogia de Alan García, un
político que representa todo lo caricaturesco del político peruano tradicional:
el doctorcito grandilocuente, el católico devoto del Señor de los Milagros, el
vivillo y burlador que sale librado de todas las transas.
En lo futuro probablemente la política peruana volverá a ser el déjà vu que siempre fue, girará en torno a los
lugares comunes de las repúblicas bananeras: la delincuencia campeará y la
gente morirá de hambre como siempre; las vacaciones parisinas de su
aristocracia de pacotilla y las cuentas en Suiza serán subvencionadas por el circo
chauvinista de miserables cada elección presidencial.
Perú es un gran país que no encuentra líderes de su talla.
Franklin
Farell Ortiz
Magister
en artes por Saint Louis University
Santa
Cruz de la Sierra, 16 de julio de 2017
P.S. (17/07/2017)- Hoy leí otro artículo de prensa que calcula la posibilidad de un Ollanta Humala libre en poco tiempo. Eso no altera mi opinión(Rosa María Palacios: "Es posible que Ollanta salga de prisión pronto")
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