domingo, 17 de abril de 2016

En qué creo

UNO
No veo el sentido de elaborar una idea abstracta de la política en Bolivia cuando tenemos al frente a una clase política camaleónica, con principios sociópatas e incoherencias ideólogicas; una clase política incapaz de tomar en serio los datos de la realidad ni los errores de la historia. Sin aprecio por la reflexión propia o ajena, esta nueva clase política mira con sorprendente desdén la cultura política boliviana. Cualquier intento de abstracción pareciera estéril cuando tenemos entre manos la bajeza y la ruindad, prácticas vergonzosas que han ido sedimentándose en nuestra historia hasta conformar el rostro de la demagogia nacional, un rostro monstruoso que ha crecido en paralelo a nuestra vida política republicana; un mal que se remonta a la tiranía de Mariano Melgarejo. Cuando esta clase política -autoproclamada la generación del cambio- abusa de las palabras y juega con nuestra buena fe de ciudadanos, queda claro que la única crítica posible es la del día a día. Una respuesta a las arbitrariedades de nuestros hombres de poder.


DOS
Cansado de postear enlaces y lanzar palabras al barril sin fondo del Facebook, he decidido tomar el pulso a mi ciudad y el país más allá del modesto rescate de comentario. Muy en el sentido de Aristótéles si se quiere, me interesa incorporar nuestra vida familiar en la comprensión de la política. El narco como una realidad ineludible que todos, desde el presidente Evo Morales hasta algún pariente al lado fingen que no existe, que no es relevante en nuestra existencia diaria. La lenta y segura colombianización de Bolivia, si se prefiere; la lenta pero segura sicarización de nuestra convivencia en comunidad (el bulling, el amedrentamiento y la corrupción de la prensa, la manipulación de la vida personal o la desaparición de la familia tal cual la entendimos: el sálvese quien pueda). No me parece casualidad que el relato social predominante sea aquel culto mediático por la violencia de los capos de la droga.


TRES
Dos cosas que nunca son suficientes para el ser humano: el poder y el dinero.
Asímismo, no podemos caminar en un solo pie: izquierda o derecha, no podemos prescindir de una ni de otra manera de pensar las cosas. Estamos obligados a comunicarnos, afirma el adagio aymara. Ambos bandos de la política tienden al totalitarismo cuando se pierde la capacidad de escucha y se pierde la vergüenza. Fascismo, estalinismo, fueron la expresión real de dos ideologías llevadas a sus extremos: capitalismo y comunismo. En realidad, se trata de dos creencias religiosas antiguas: el culto a Moloc (dios del poder) y el fenicio Mammon (dios del dinero). Una intuición personal: nos encontramos en medio de la insaciabilidad de estas dos deidades que juegan al ajedrez -otros dicen que se trata del milenario juego chino llamado go- con aquellas naciones de incautos que aún no asimilan del todo los entuertos legados por la pasada Guerra Fría. En lo que concierne a nuestra región, Latinoamérica, soy perfectamente consciente que en cuatro décadas de aquel conflicto el costo humano resulta inaceptable aún hoy: 800 mil muertos y desaparecidos en guerras, golpes de Estado y conflictos internacionales.
Por todo esto, creo que Bolivia está en su derecho al acudir a la Corte Internacional de Justicia de La Haya para recuperar su acceso soberano al Pacífico. No se trata de la geopolítica del siglo XIX, se trata del derecho internacional, un acto de reparación histórica del siglo XXI, un acto de justicia internacional para con un país despojado y expuesto a la prepotencia de las armas. Nuestra fuerza es la razón.

CUATRO
¿Y dónde tiene cabida el cambio climático en todo esto? En la relación de poder Norte-Sur entre los países post industriales y los Estados guardaparques -como se auto nombran los interesados-, tal vez veamos que el problema sigue siendo el de la conciencia y el sentido de justicia que son burlados por intereses privados. Unos y otros manejan el tema a favor de sus estrategias geopolíticas, que no necesariamente son los de sus pueblos. Cuando dos elefantes pelean, es el pasto el que sufre dicen los pueblos africanos.

CINCO
La Historia parece equivocarse con demasiada frecuencia. A finales del milenio pasado se auguraba una era de misticismo en donde el individuo occidental recobraría el sentido de lo sagrado de la Creación. De manera optimista se anunció un nuevo mundo. Lo que vemos en las páginas sangrientas de los diarios es que nuestro sentido de la realidad está en manos, es elaborada y está diseñada por santones homicidas. La visión que tenemos de los musulmanes es decidido por el fundamentalismo cristiano, que suele estar aliado con la intolerancia religiosa de la extrema derecha judía. 

La política usa la verdad para vender una mentira. Ayer fue el derecho del pueblo judío a tener un país propio; éste pudo estar en cualquier lugar de África, pero la idea no tuvo éxito hasta que fue formulada como un enclave imperial de la nueva potencia hegemónica surgida de la II Guerra Mundial. 

Me resulta aterrador que nadie se perturbe cuando el papa Francisco habla a la comunidad internacional de una III Guerra Mundial a cuenta gotas... En lugar de la conciencia de esta tragedia, hay un espíritu deportivo que flota en el aire bastante parecido a la estupidez. Me interesa escribir de estas cosas.

Santa Cruz de la Sierra, 17 de abril de 2016

Franklin Farell Ortiz
Magister en artes por Saint Louis University

1 comentario:

  1. http://www.eldeber.com.bo/suplementos/indice-criminalidad-bolivia-crecio-70.html

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