domingo, 24 de abril de 2016

Respetar las reglas del juego, eso es todo

A TODOS NOS DUELE CUBA
Los hombres pasan, los pueblos quedan. La presencia de Fidel Castro en el VII Congreso del Partido Comunista de Cuba me recordó mis clases de Lógica Formal: todos los hombres son mortales, Aristóteles es un hombre, ergo Aristóteles es mortal. Pero ¿debió ser el propio Fidel Castro quien lo dijera? ¿Los cubanos no habían despertado a esta verdad y fue necesario que él lo dijera para que fuera aceptado? En alguna ocasión tuve un encuentro con los fervientes admiradores de la imagen omnisciente de Fidel Castro y debo decir que no fue muy agradable. A pesar de mi respaldo moral a Cuba en contra el asedio medieval de Estados Unidos, mis comentarios disonantes con la voz única de Fidel resultaban heréticos para sus partidarios. (La magia del Facebook no es tema a agotar hoy día.)
Creo que el arribo de la izquierda latinoamericana al poder le hizo mal a Cuba: Fidel retrocedió en la política de apertura que había empezado a desarrollar de manera inteligente. Al mismo tiempo que era amado por los suyos y aplaudido por los extraños, en los años previos a la Guerra contra el Terrorismo imperante, Fidel Castro era un símbolo de dignidad junto a nuestras clases políticas ñoñas y corruptas. Ganó apoyo para Cuba mientras derrumbó demonios y esperpentos de la Guerra Fría, pero su anti imperialismo se volvió redundante y maniqueo al lado de Hugo Chávez y sus desatinos. Como ciudadano le debo gratitud por ser una imagen de rebeldía en una época dominada por el borreguismo y las desolaciones conformistas de los posmodernos. Como boliviano le estaré siempre agradecido por su apoyo a nuestra causa marítima. Cuando sus jóvenes diplomáticos pasaban del pragmatismo a la complicidad con el juego aislacionista de Chile, Fidel puso la voz en el cielo y desautorizó una injusticia perpetrada a plena luz del día. Fue un hombre que creyó en las causas justas y pudo reconocer en nuestra mediterraneidad la opresión y el asedio a su isla; algo que se debe agradecer, más en una era de mercenarios y falsos redentores.
Sin embargo, Fidel no pudo entender que la historia de Cuba no acaba en 1959. Arrastrado por la confrontación ideológica diaria con sus enemigos de Miami, acabó congelado en el tiempo e hizo de Fulgencio Batista un cadáver insepulto. Fidel no tuvo quien le dijera las cosas de frente como lo hacía Tomás Gutiérrez  Alea (Memorias del subdesarrollo), se acostumbró a tener la razón casi siempre y tal vez no haya sido consciente de la figura autoritaria de hombre fuerte e infalibilidad divina que sus incondicionales construyeron en torno a su personalidad. No dejó crecer otros árboles cerca, excepto a su hermano Raúl. Y he aquí que las dudas de mucha gente de izquierda se volvieron decepción o se transformaron en idolatría pagana. En mi caso, la trasmisión del poder a su hermano fue un error que mostraba debilidades y mi actitud pasó de la simple admiración estudiantil a la actitud crítica de quien no cree en la violencia ni confunde el medio con los fines. Creo que el culto de Estado a Ché Guevara ayudó a prolongar su régimen durante muchos años, pero hizo del pueblo cubano un pueblo atrapado en el tiempo y demasiado dócil frente a sus líderes. Hoy en día la izquierda militarista y oficiosa de Latinoamérica no registra las palabras de autocrítica del propio Fidel Castro: el modelo cubano no funciona ni para los propios cubanos. Hoy en día los aspirantes a tiranos remedan mal su figura y adoptan la retórica de la paranoia para militarizar un debate que es eminentemente político. La historia sucede por primera vez como tragedia, la segunda vez como parodia.
Un rasgo humano que me parece digno de recordar en Fidel Castro: durante los momentos más obscuros de su gobierno, con humildad e hidalguía reconoció los orígenes martianos de sus ideas políticas. Tal vez este sea el camino del reencuentro de los cubanos: la vida y la obra de José Martí. Inspiración para todos nosotros, amigos y enemigos políticos, Martí encarna lo mejor de Cuba y del humanismo verdadero. Su nombre es digno de recordar en esta época de odios ciegos incubados a control remoto por el terror globalizado. Siempre recuerdo al Nobel de Literatura Octavio Paz, intelectual tachado de neo conservador por sus críticas al Estado benefactor (el ogro filantrópico). Acérrimo enemigo de Castro y su régimen, las pasiones políticas de Paz no le impidieron reconocer una admiración temprana por la Revolución Cubana entre los hombres de su generación. Cuando pienso en Cuba y los cubanos suelo parafrasear la línea final del ensayo de Paz dedicado al Martí poeta y su final de luchador libertario: dos patrias tengo yo, Cuba y el silencio...

ANALOGÍAS Y LENGUAJES DEL EVO POST F21
Es probable que los asesores extranjeros del presidente Evo Morales sean de Venezuela, Cuba o Corea del Norte. En cualquiera de los casos, creo que estaremos de acuerdo en que se trata de sociedades que no son ningún ejemplo a imitar. ¿Vale la pena destruir a tu país para quedarse en el poder? El repertorio de analogías y el cambio de lenguaje de Evo Morales parecen indicar que la respuesta es afirmativa. Luego del 21 de febrero parece buscar puertas falsas para salir de la situación en que sus propios estrategas lo metieron al idear el referendo con cuatro años de gobierno por delante. Su fin no parece otro que perpetuarse en el poder.
Perdimos el primer tiempo del partido, falta el segundo tiempo. La analogía futbolística es preferible al de la guerra. El presidente Morales alude a su imagen cultivada de deportista saludable para decirle a la gente que no piensa respetar el voto ciudadano del 21 de febrero.
Perdimos una batalla, no la guerra. Dentro de estos juegos de palabras, el presidente Morales deja ver una visión del mundo bastante paranoica. En él no hay ciudadanos con derecho a voto ni voluntad soberana de los bolivianos, sino enemigos internos enemigos externos. La votación del 21 de febrero sólo sirvió para revelarle quiénes son sus enemigos internos y cuáles sus enemigos externos. Luego viene una extraña nostalgia por los años de las dictaduras militares y sus métodos… Arropado por cierta prensa, acude a todos los recursos mediáticos que le sugieren para recuperar el porcentaje de aprobación y cuando se equivoca son los otros los culpablesél no. Prueba con las fotografías del Evo eternamente joven y futbolero, reparte condecoraciones, promete mega obras o vuelve a inaugurar por enésima vez algún proyecto de industrialización. Nada parece resultar. Al día siguiente señalan el nombre de su visita ilustre en algún escándalo internacional o el condecorado estrella es un corajudo de esos que enuncian algunas verdades frente a sus bases y en plena ceremonia.

Su excelencia no desea hacer uso de su cargo como líder indiscutible de los cocaleros del Chapare, pero si es necesario hacerlo lo hará. Hay que usar el perfil bajo, sin embargo. Son las bases los que me piden. No conviene movilizar a sus huestes del Chapare; él mismo ha dicho que aquella coca surte al narcotráfico, la ONU sólo ha confirmado lo que todo mundo sabe…
Todavía estamos a tiempo. Faltan cuatro años para las elecciones presidenciales, pero Evo Morales se niega a gobernar. El presidente Morales insiste en la tesis de la conspiración imperialista y la guerra sucia, como necesitándola más que denunciándola. ¿Busca el autogolpe? Se toma fotos con Dilma Roussef para contaminar a sus opositores con el escándalo aquel. Pero no caen en la trampa. Desde un principio las aguas corren separadas. Aunque al final todas vayan y terminen en el mar, cada país tiene sus propios tiempos. Al final todo es una petición de cuentas tras 10 años de gobierno después del relevo democrático en la Argentina de los Kirchner y el opositor Mauricio Macri. ¿Por qué sus opositores no cometen la tontería de pedir su caída como hace la neo teocracia en Brasil? Eso al menos permitiría justificar el estado de sitio, la persecución política y la puesta entre rejas de hurguetes y preguntones. La teoría conspirativa, el imperialismo tan oportuno siempre.
Respetar las reglas del juego, eso es todo de lo que se trata...
El MAS se disfraza de pueblo cada que busca legitimidad. Su travestimo político queda en evidencia cuando a sus majestades se les hace ver que ni Evo Morales ni García Linera hablan lengua nativa alguna. Sin embargo, ellos lanzan amenazas y frases sentenciosas. Desencadenarán masacres blancas -dicen de manera abierta-, cientos y miles de funcionarios públicos serán echados a la calle. ¿Es casual que suelen ser aquellos funcionarios que no están inscritos en el Partido? La esquizofrenia del poder: el político termina por convencerse de sus propias mentiras a fuerza de repetirlas. No se plantean siquiera algún tipo de responsabilidad en los hechos, digamos moral o ética: medir con la misma vara a propios y extraños, quizá.
Tras 10 años de gobierno, el Sistema de Educación bajo el MAS continua tan eficiente como siempre. O mejor aun: lo hecho por gobiernos neoliberales es lo más serio que se haya hecho hasta la fecha. No han tenido la capacidad de superar a los vendepatria de Goni Sánchez de Lozada. Las demasiadas ceremonias de besamanos, el pongueaje político los tiene estancados en la mediocridad y la mendacidad ideológica. En el sistema de Partido Único uno solo piensa por todos y acaba por creer en su naturaleza semi divina. Abuso de la buena fe de los pueblos: burlados y humillados hasta la vergüenza.

LA GEOPOLÍTICA DEL VOTO
PPK es el Goni peruano, un ciudadano estadunidense que se enfrentará electoralmente a una ciudadana japonesa por la presidencia de Perú. Esta es la realidad peruana después del gobierno de Ollanta Humala. El heredero político de Raúl Haya de la Torre, Alan García, acabó su carrera política con un merecido 5% de votos o menos. Para tener una idea de los tiempos políticos que se reconfiguran en la región, es necesario acudir a los viejos y los sabios, aquellos que guardan la memoria de los hechos. Entre la autarquía de rasgos imperiales del clan Fujimori (arbitrariedades dignas del despotismo asiático) tal vez el gringo Pedro Pablo Kuczynski sea quien tenga mayor respeto por la institucionalidad y los fundamentos republicanos de la democracia. Mientras tanto, Verónika Mendoza está llamada a convertir su 20% de votación en un proyecto de izquierda democrática, capaz de pintar su raya a la corrupción y la transversalidad del narcotráfico (enguerrillado en el VRAE como resabio del maoísta Sendero Luminoso).
No comparto la paranoia de aquella izquierda latinoamericana que tiende a explicar lo que sucede hoy como una conspiración imperialista. En Bolivia, los del MAS (partido político en gobierno desde hace 10 años) son muy dados a este tipo de explicaciones; omiten el plural imperialismos no obstante las evidencias brindadas por sus socios. El poder desgasta. No se les ocurre pensar que su crisis de credibilidad es simple desgaste político, abuso de una retórica maniquea y una buena dosis de hipocresía. En el peor de los casos, la astucia política de Barack Obama o quienes quiera que sean los demiurgos que mueven los hilos de la política en la Sudamérica de estos días no explican las cosas como solía hacerse durante la Guerra Fría. Hoy vivimos una época de think tanks y consorcios mafiosos igual o más poderosos que los Estados y de los cuales el MAS está perfectamente al tanto pues hace uso de ellos con frecuencia. Creo que la baja del precio del petróleo a niveles ínfimos es un buen punto de partida para buscar explicaciones. Además, a los Estados Unidos le bastaba con esperar el momento para lanzarse a conquistar terreno político en una región mal tratada por Rusia y por China, que prefieren trasladar su enfrentamiento con los norteamericanos lejos de sus fronteras. Europa se debate en sus problemas internos mientras tanto...
De hoy en adelante la izquierda latinoamericana deberá aprender que está sometida a las mismas leyes que rigen el Universo, incluyendo la de la gravedad: todo lo que sube, tiene que bajar. Cualquier supuesta superioridad moral sobre el adversario burgués pro imperialista no los exhime de rendir cuentas ante el pueblo y respetar la ley. Que no se rasguen las vestiduras hoy aquellos corruptos que medraron del poder en los últimos años, que den la cara y asuman el costo político de su corrupción. En Perú tuvieron la vergüenza de quedarse callados y retirarse de escena sin hacer berrinches cuando menos.
Mientras tanto, yo continuaré defendiendo la idea de no permitir que nuestro país se convierta en arena para alguna guerra fría ajena. Bienvenidos, sí, pero los verdaderos amigos dejan sus pleitos fuera de la casa que tuvo la amabilidad de acogerlos. Y esto vale para nuestros queridos vecinos Brasil y Argentina, tanto como los amigos lejanos del Asia.

Santa Cruz de la Sierra, 24 de abril de 2016
Franklin Farell Ortiz
Magister en artes por Saint Louis University

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