QUINTANA
En estos días de crisis, el MAS ha tambaleado y se ha sostenido
gracias al desempeño de sus cuadros más o menos eficientes y cuya honorabilidad
no se halla tan comprometida. Juan Ramón Quintana no ha sido uno de ellos. Las
pasiones políticas desatadas en su contra no parecen cesar. Los nombres de Masacrede Chaparina y Masacre de Porvenir vuelven una y otra vez a la boca de sus
enemigos en el tono doloroso de la revancha. Sólo su influencia entre los
círculos militares parece conservarlo dentro de Los Seis Incondicionales del
entorno presidencial. Porque por más Evo que sea Evo, no es tan omnipotente
después de todo; no quiere problemas con los militares, prefiere conservar su
lealtad para los cuatro años que restan de su mandato, hasta las próximas
elecciones presidenciales y el intento de desconocimiento del referendo del 21F
que prepara y que sus aduladores anuncian de manera abierta.
Quintana quizá sea el más beneficiado del pacto de silencio
dentro de la rosca de los 6
incondicionales de Evo Morales. Ha caído de la gracia ante El Jefe, pero esto es
algo que se disimula por el momento. Ha prevalecido el silencio de los implicados.
Durante los primeros días del escándalo CAMCE – Zapata, se pudo ver en las
pantallas del canal de televisión oficial (Canal 7) a un Juan Ramón Quintana en
aprietos que lanzaba loas y loas y loas durante horas. No habíamos
visto a un Quintana tan frenético, incansable y elocuente al encontrar los
atributos que adornan la bella personalidad del presidente. Esta auto
humillación pública parece haber sido el precio pagado para liberarse de
sospechas, una muestra de lealtad al Jefe Supremo, luego de las señales en
contra. Las ambiciones personales de Quintana, Gabriela Zapata dice conocerlas
en la intimidad cuando exhibe los mensajes de twitter.
Gabriela Zapata se siente traicionada por el ministro y deja
ver los bordes de un tórrido romance, además de sugerir un proyecto personal de
Quintana para ocupar el puesto de Evo Morales, como cualquier subordinado que
se siente sub valuado por su jefe.
En el mundo de la real politik, Quintana fue el enlace del
Evo de retórica incendiaria y el mundo de intra muros de los cuarteles
militares. A diferencia de García Linera, Quintana no necesitó a otros para
arribar al poder, es un individualista. Tuvo la habilidad pensar por cuenta
propia y hacer de los oficiales jubilados funcionarios de la aduana nacional,
hacer de ellos funcionarios públicos con mucho mayor eficiencia que la
tradicional repartija de pegas entre aduladores
corruptos. Nadie dice que haya moralizado la aduana, sino que la puso en manos
de gente con una mínima formación y con un grado imprescindible de conciencia nacional,
con lo cual anuló las conspiraciones de los viejos oficiales y generales en
retiro, que estaban dando muestras de insubordinación en Bolivia, en Chile y en
Argentina ante la ola de gobiernos de izquierda en la región. En mi opinión fue
el servicio más valioso hecho por Quintana al MAS, aunque hasta hoy lo persigan
las acusaciones por 30 camiones de contrabando ingresados bajo sus órdenes por
Pando.
Si nos dejáramos llevar por las acusaciones de sus enemigos,
Juan Ramón Quintana es el cerebro detrás del poder. Se lo acusa de haber estado
en todos los gobiernos de todas las épocas, como asesor de Hugo Banzer y la
ADN, o como tira saco de Goni Sánchez y el MNR. Al igual que
muchos de los más fervientes defensores del proceso,
Quintana ha sido parte de gobiernos anteriores, pero su poder y autoridad es
resultado de un aprendizaje intelectual y proximidades con el poder. Su acceso
al poder ha sido una labor de inteligencia militar de acuerdo con su formación
en la Escuela de las Américas, si vamos a creer en sus acusadores. Lo que se
sabe es que se trata de un funcionario público con la suficiente ubicuidad
política como para recibir efusivamente entre saludos revolucionarios a una
delegación de asesores cubanos, así como para dar discursos en la plaza
pública. De hecho, en los primeros años de gobierno del MAS, fue apodado El
Súper Ministro Quintana debido a sus nexos internacionales y eficacia infatigable,
que lo convertían en una especie de Primer Ministro. Lo que lo vuelve un personaje temible y tenebroso son las señales de crueldad que ha dado.
Tal vez el MAS sea el resultado de que los cambios desde arriba acaban mal cuando se pierde la relación
dialógica con el pueblo y se enviolenta la voluntad popular para ceder a los esquemas
empresariales extranjeros. No encuentro otra mejor explicación para el efecto
alienador que ha tenido el poder en Evo y los suyos: la descomunal corrupción
que ha reinado en Bolivia de manera imperceptible. A fin de cuentas somos un
país extractivista cuyos dirigentes no han superado la concepción rentista del
Estado y su papel en la historia. La corrupción de cuello blanco parece haber sido mucho más grande de lo sospechado; cuando
Evo quiere defenderse recuerda que la vieja oligarquía ha sido mucho peor. En
cualquier caso, en Bolivia nos debe quedar en claro la dimensión de las
palabras del desaparecido senador Hormando Vaca Díez cuando bromeaba acerca de la corrupción y sus aspiraciones presidenciales: “!Seis! ¡Seis meses! ¡Me conformo con ser
presidente de Bolivia por seis meses!”
La autosuficiencia, la burla y el desdén hacia la opinión pública tampoco han sido ajenos a Juan
Ramón Quintana durante los últimos escándalos y los indicios de
tráfico de influencia entre el presidente Evo Morales y su ex amante Gabriela
Zapata. Telenovela pública en donde Quintana interviene como cómplice envidioso
del amorío presidencial y como el Ministro de la Presidencia que ofrece las instalaciones del Estado a su cargo para las actividades de la señora Zapata y
empresarios privados, aunque insista en negar todo al respecto. El ambiente
moral en el que se decidió la suerte de 507 millones de dólares del Estado
boliviano y los contratos asignados sin licitación pública a la empresa china
CAMC, sólo son una muestra de la manera en que se han manejados los 36 mil millones de dólares que el MAS
presume haber dispuesto durante su gestión. La relación entre la alta ejecutiva
de CAMC y la ex amante del presidente Morales es algo que ha quedado muy claro
para la opinión pública boliviana, menos para la Comisión investigadora de
parlamentarios del MAS. Quintana insiste en desconocer a la ex amante del
presidente y ejecutiva de CAMC, aunque ella insiste en señalarlo como traidor y abunda en pruebas de la
relación que ambos habrían sostenido a espaldas del presidente.
Parece haber otras razones que se prefiere callar para pedir
el alejamiento de Quintana de la administración pública, como si se dejara la
decisión al buen sentido del presidente. Por el momento ha prevalecido el pactode silencio entre los implicados, aunque les haya costado la derrota en el
referendo por la perpetuación en el poder del pasado 21 de febrero. Conociendo
el carácter de Evo Morales, la suerte política de Juan Ramón Quintana y sus
aspiraciones personales parece decidida.
Santa Cruz de la Sierra,
17 de mayo de 2016
Franklin Farell Ortiz
Magister en artes por Saint Louis University
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